Pirata: "esforzarse", "tratar de", "intentar la fortuna en las aventuras".

Thursday, August 31, 2006

El bosque de los mil ojos

EL BOSQUE DE LOS MIL OJOS

Era un día de esos en los que sales a la calle y te sientes como en casa. Me apetecía marcharme con el coche. A conocer mejor la costa del país Vasco. Pero lo único que me apetecía de verdad era perderme, no pensar en nada, quedarme en blanco, tumbarme y disfrutar mientras me fumo un porro.

Bajé al garaje y me metí en el coche, me encendí un pitillo y me puse en marcha. Salí de esta maldita ciudad, me quema el asfalto, y me puse un disco de piano… Koln concert de keith Jarret. Es buenísimo este maldito cd, siempre que no puedo dormirme me lo pongo, quizás me recuerda inconscientemente a cuando era casi un bebé y mi tía me metía en la cama y me ponía música clásica, yo me quedaba más a gustito que nunca en mi cuarto con esas estrellas que brillan en la oscuridad que tenía pegadas en el techo, y en ese momento cuando estás todavía despierto pero dormido y una mano te acaricia la espalda, y se te cae la baba en la almohada, parece que la tierra deja de girar y empieza a acunarte con un ligero balanceo… pero da igual porque tú ya estás en otro mundo… luchando contra gigantes disfrazados de enanos… o contra la impotencia… o con lo que a cada uno le dé cuando sueña.

Cuando me quise dar cuenta ya no sabía ni donde estaba. Paré el coche y me fui a dar un paseo a un bosque que había en frente. El bosque tenía pinta de ser muy viejo. Muchos de los árboles estaban pintados con ojos gigantes de colores. A mi me daban mucho miedo, me sentía perseguido, me estaba agobiando, empecé a correr en dirección hacia el coche pero el bosque nunca se acababa. Tenía la sensación de que había pasado veinte veces por el mismo sitio. ¿Qué me pasa? ¿Me estaré volviendo realmente loco? ¿Qué hago? Me salían las lágrimas a chorros de los ojos… y me puse a gritar, a gritar con todas mis fuerzas… ESQUE NO HAY UNA MALDITA PERSONAQUE SEPA DONDE ESTOI… DONDE ESTOI… DONDE ESTOI MALDITA SEA… “no llores pequeño” me dijo una anciana vestida con trapos que apareció a mis espaldas, “estas en el bosque de los mil ojos”. Era una anciana delgadita y bajita, llevaba los labios pintados de un rojo muy vivo, parecía débil pero su voz me transmitía seguridad y fortaleza. “En este bosque se esconden un montón pintores de nuestra tierra, gente que a escapado de la ciudad porque el humo de los coches les quema los pulmones, porque el agua infectada de cloro les hierve en el estómago, porque los niños prefieren quedarse cuatro horas delante de la tele a leerse un libro, porque cada mañana que salen de casa y se montan en el metro la gente está triste, esta agobiada, no te mira nadie a los ojos, eres un desconocido y parece que nadie tiene la menor intención de conocerte. Y dibujaron cada uno un ojo, el ojo de la persona que más quería para poder acordarse de él siempre que quisiera… porque en este bosque una vez que entras te das cuenta de que nunca más vas a salir”. “Pero yo ni soy pintor ni me sale de los huevos quedarme aquí entiendes!, me parece muy bien toda esta parafernalia que te has montado pero a mi sácame de aquí!, sácame de aquí por favor!”. “Mira muchacho, primero deberías de aprender a tratar con un poco más de cariño a las personas, estás pidiendo ayuda y te comportas como un grosero”. “Lo siento señora…”. “Llámame Yedra…”. “Yedra… por favor… tengo mucho miedo”. Me miró a los ojos. Estaba muy seria. “Sabes muchacho… creo que tengo la información que quieres”. Me señaló un árbol que estaba completamente lleno de letras, como si las hubieran marcado con una navaja.

Me dirijí hacia el árbol, a medio camino me dí la vuelta y la anciana había desaparecido entre la bruma que se estaba levantando en el bosque. Llegé al árbol y me puse a leer: “Solo aquel que esté seguro de tener un corazón noble y unas manos cariñosas, podrá escapar de este lugar. Sigue la dirección de la estrella más luminosa que aparece en el cielo al anochecer y llegarás a un campo de patatas, entonces arranca una de ellas, y si en realidad tienes un corazón noble y unas manos cariñosas yo mismo te enseñare el camino de salida… pero si no, morirás”. No me daban miedo un montón de palabrejas escritas inventando una historieta de ficción, ¿Que se creían? ¿Que me iba a tragar todo este teatro que se han montado para asustarme?. Estuve todo el maldito día dando vueltas y nada, no encontré la maldita salida, estaba perdido, estaba cansado, ya no podía más. Empezó a anochecer. Yo estaba tumbado mirando al cielo porque los ojos me ponían nervioso y era la única manera de evadirme… entonces aparecieron de repente un montón de estrellas… y había una que destacaba sobre todas las demás… era la estrella sobre la que hablaba el escrito del árbol. No sabía que hacer, porque si me iba en dirección a la estrella era como si me estuviera tragando todo este cuento, pero la verdad no encontraba una idea mejor. Así que me puse en pié y seguí en dirección a la estrella. Di cosa de unos cien pasos y había un claro y un montón de patatas cultivadas, miles y miles de ellas (conozco como son las patatas porque mi abuela las cultiva en su huerta).

Me temblaba el pulso… ¿Y si era verdad toda aquella historia?, hasta que no estoi en el momento decisivo no me planteo las cosas, siempre me pasa, en esta historia y en la puta vida real… porque esto no puede ser verdad… “AAAAAAAAAAAHHHHHHHH” grité de nuevo y tiré con todas mis fuerzas del manojo de hojas… entonces una luz cegadora apareció de la tierra y seguido una explosión como una bomba… me incorporé deprisa y asustado, me pegé un golpe contra techo del coche, me iba a salir un chichón… joder!, todo había sido un sueño. Sonaba ya el final del disco de Keith Jarret. Aplausos (es en directo), parecía que me estaban tomando el pelo. Miré el reloj. Eran las siete de la tarde. Me encendí la colilla de porro que quedaba en el cenicero… me la fumé, me piré para casa y al entrar en mi cuarto me dí un susto... alli quieto, sin pestañear, me miraba fijamente... había un ojo gigante pintado en la pared de mi cuarto...

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